En los países desarrollados, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) han transformado la forma de producción y comercialización en la agricultura y las condiciones de vida de la población rural. Gran parte de los productores usan Internet para obtener información sobre clima, demanda, precios, opciones de crédito y políticas públicas para el sector, así como acceder y difundir conocimiento sobre nuevas tecnologías, lo cual les ha permitido lograr impacto positivos en los costos de producción, transacción y en la innovación.
La incorporación de las TIC en la agricultura nacional y regional es limitada. Según estudios de la Cepal y la Alianza para la Sociedad de la Información, está condicionada por el precio de los equipos y sistemas, su alta obsolescencia, limitaciones de infraestructura y conectividad en las zonas rurales. Además, por la resistencia de los productores agrícolas frente a las TIC, en especial los de mayor edad. Como la escala de uso de las TIC condiciona, a la vez, el desarrollo de contenidos, herramientas y servicios específicos, hay que contar con políticas públicas que permitan superar las barreras iniciales y potenciar la dinámica entre los agentes.
Con este objetivo, el Gobierno lanzó el programa Vive Digital, que comprende acciones de tipo vertical a cargo del Ministerio de las TIC (infraestructura, servicios y aplicaciones), y de tipo horizontal, a cargo de los ministerios sectoriales. Las primeras han avanzado, pero no sucede lo mismo con las segundas. En el caso del Minagricultura y sus entidades vinculadas, se están adelantando iniciativas TIC que ayudan a proveer información y trámites útiles para el agricultor y la población rural, dentro de las cuales se pueden mencionar la Red de Información y Comunicación Estratégica del Sector Agropecuario; el Sistema de Información de Vivienda de Interés Social para el Sector Rural, que facilita las postulaciones a los subsidios para casas en proceso de construcción; el Sinigan, que usa un software para la identificación individual y el registro de bovinos y bufalinos; Finagro, que provee capacitación virtual a productores para la presentación y servicios bancarios y móviles, y el Banco Agrario, encargado de impulsar el uso del canal de banca móvil, promover transacciones bancarias vía celular en municipios pequeños y orientar estas acciones a los beneficiarios de los programas asistenciales que sean entregados a través del Banco.
Pero estos son esfuerzos parciales que se podrían complementar y profundizar con el examen de los programas que se están realizando en la región, para conocer la experiencia internacional y las fuentes de cooperación que hay.
FUENTE: http://www.portafolio.co/opinion/manuel-jose-cardenas/tic-agricultura-99708
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